Último episodio o el fin de una pesadilla.

Queridos mios, se acabó mi paranoia, se terminó la historia de mi ojo. ¡Por fin!

Este final empezó la primera o la segunda vez que escribí en el blog. Y es que, desde que vengo relantándoos mis aventuras y desventuras mano-oculares, al ojo de mi mano le daba por llorar cada vez que me fumaba un cigarro. Por lo que me han comentado, seguramente fuese uno de esos ojos de la mano hipersensibles al humo. Hasta ayer no tuvo importancia: con un kleenex estaba todo solucionado. Era como cuando el ojo se dormía y con él se dormía también mi mano: molestaba pero se podía sobrellevar

Sin embargo, ayer en lugar de tener un ojo en la mano parecía que tuviese 378 patrullas de bomberos sofocando un enorme fuego. Ni las catarátas del Niágara. Tan salvaje ha sido que ademas de dejar de fumar me he tenido que ir del pueblo porque me querían matar...

¿Las razones? Uff...una foto vale más que mil palabras:

Eso ha sucedido en menos de una hora. Tanta presión tenía que casi me quedo sin mano.

Lástima que no se pueda utilizar para nada porque hubiese ganado mucho dinero: en menos de cinco minutos me han localizado de la WATER ASSOCIATION para comprobar si el agua de mi ojo era potable.
"Si las lágrimas de tu ojo son potables, hijo mío, vas a ser muy rico." Me han jurado.

Estar aqui escribiendo explica cuál ha sido el resultado de dicho análisis, no? Esoty jodido y enfadado. Y es que por no darme algo bueno, este ojo no me ha dado ni dinero. Hay que tener mala suerte.

Pero ahora ya está. Se acabó. Aprenderé a escribir con la otra mano, que si mi abuelo pudo....

Un abrazo,
Sr. Landy.